La vanidad se cierne sobre su existencia como un manto que protege los objetos preciados. Ha perdido su juvenil rostro y esa figura encantadora de la seducción. Ya no es mas que la madre y a secas, una esposa, aislada y rechazada. Se hace Preguntas por su extraviada belleza , con el tono de la nostalgia: ¿Espejito, espejito quién es la más bonita?

Está celosa de sus flechas, de las otras, del amor, de su soledad. Traza a través del odio a las jovencitas su camino a la fatalidad. Extrae del fondo de si misma sus inquietudes y miedos, es lo único que la hace sentir joven; quizás porque el miedo es la condición de lo inesperado, de aquello que comienza. Emprende su historia de resentimiento y en lo absurdo de su enloquecida tristeza la vida es ya una derrota aceptada. Se engaña, se inventa con los trazos del pasado.

Le gusta hablar de todo lo que le molesta y no aprueba. No tiene reparo en sus epítetos homicidas para aquella Joven que va en camino de su historia, un personaje digno de la contemplación. Turbada en sus miserias y huesos astillados, vende sus imágenes, se vende al cielo, hace pactos con los inmortales vampiros. Gota a gota cae su sangre haciendo un estanque de dolores y enfermedades que la destruyen.

Atravesada por la ingratitud de los que algún día hicieron de sus aromas y curiosas sensualidades toda una fantasía, planea la venganza a la temible joven que le quita sus amores esculpidos en las rutinas carcelarias de alcanzar la perfección. El llanto no se detiene ni en las noches de insomnio cuando puede quedarse inmóvil como una estatua embalsamada. Los sentimientos no son vistos y tan sólo son escuchados en su codiciado espejo, Un diálogo intermitente con el reflejo consolador y humanamente fatigado.

El juvenil cuerpo que aparece en su reino, con rostro blanco y prometedor encanto , es la desgracia para una reina consumada en el enfado trágico de perder sus años en la cúpula de la Gravedad. Piensa en cuanta estrategia posible para envenenar sus desconsuelos. Una manzana hecha de innobles esperanzas y pócimas tentativas a la ingenuidad de su víctima, es el resultado obtenido para borrar el sufrimiento que padece ante una princesa que es su recuerdo. Ansiosa del efecto posible que tendrá su invento cruel y posesivo de envidias; imagina la muerte silenciosa que tendrá su concurrente. Grita y ríe de la grandeza del pecado hecho acto, un escándalo que ahoga los espantos y las salvajes proporciones del olvido.

Lentamente lee las líneas de su rostro, como leyendo la mano para adivinar el futuro y las sorpresas que ya son sentencia. Corrige la expresión de criminal que tiene en las orillas de sus chispeantes ojos; enumera los ideales femeninos, los secretos que ha coleccionado por años para verse justa a sus adoraciones. Guarda las joyas y los perfumes en el cofre de los triunfos ya hechos miseria y descuido.

Lista para la acción que dará nombre a su historia y cegada por la tristeza de una piel moribunda, pronuncia el conjuro ante su reflejo, asume en el otro lado de la mirada delirante, la imagen de la víctima, mordiendo el delito, saboreando el dulce néctar del cólera. Los últimos minutos de la bella Joven vistos en el espejo, son los de la Reina traspasada por el veneno de sus miedos.

6 comentarios:

que bueno saber de tí por medio del fantástico mundo de las letras.
ojalá que esas tercas manos sigan escribiendo y ayudando a fantasear!!!.
carlos.

2 de febrero de 2009, 11:51  

hey!... simplemente wow!
es como puedo describir tu blog.
quisiera poder escribir así algun dia.

en fin, te seguiré de cerca je
saludos!

2 de febrero de 2009, 20:44  

hay frases y palabras que ya se habían encontrado antes; tal vez en el siglo de oro, o al principio del romanticismo alemán. por eso el filo no es cortante. somos modernos al estilo del correcaminos; nos vienen bien los altibajos, las balas perdidas, las dulces catástrofes. no hay otra forma de conseguir sex appeal.

8 de febrero de 2009, 13:27  

¿Qué podría decirnos el espejo sin mentir?

¿Que la carne no es sólo lo que encuentras allí, sino que estás atravesada por un rayo de luz artificial, proveniente de un alma tal vez inexistente o tal vez hecha de la misma carne ?

¿Que no existe mayor miedo que estar a solas con esa figura que te amenaza, y quedarse a solas con ella, para siempre, sin contemplar otro rostro en el cual hundirnos en pánico?.

8 de febrero de 2009, 17:52  

Felíz de tu paso por mi blog!

Un gusto también conocer de ti!

=) HUMO

23 de febrero de 2009, 19:18  

Es muy fuerte y refrescante reconocer la sangre real a la espalda de un cuento que no es para niños. Es deslizarse fuera del margen tranquilizador del bien y del mal que la divina majestad nos ha brindado. El antagonismo es una posición tan real y tan rara que mata a los niños y hace eternos adolescentes. Después de todo, las princesas también arden en la hoguera.

10 de abril de 2009, 17:35  

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