POÉTICAS DE VIDA.
QUÉ PUEDO DECIR ?
Todo Comenzó sin darme cuenta, sin detenerme en nada, ni siquiera en el nombre y apellido. Es curioso levantar el cuerpo con 40 años sin saber lo que es mi vida, como si hubiese dormido durante mucho tiempo sin acordarme de ningún sueño.
Yo sé que nací, de eso puedo estar seguro, no sé cuantas veces y cuantas he muerto, pero sé que he nacido. Los que me acompañan, otros más que viven sin saber que es su vida, dicen con agrado que yo nací para ser payaso. Ese dictamen de nacimiento me adormece todo, porque no nací para ser payaso, ni siquiera para vivir entre este circo de carpa remendada y vieja, de tigres desnutridos y gradas de madera pudriéndose. Para saber si nací para algo distinto hay que hacer algo distinto, pero en realidad no sé que es distinto a esto que suelo llamar entre dientes: mi vida.
En las noches, esas que son estupendas para tomarse un trago y conocer alguna mujer, invento historias en las que predominan los niños, esos tan odiosos seres a los que debo mi triunfo como payaso. Las historias que invento son húmedas, verdes, de bosques de pino y eucalipto; aparecen manos, ojos y carcajadas que escupen sangre. Yo camino en silencio por el bosque sin pensar en nadie y luego salta a mi cara un niño con una lengua gigante que me arrastra hasta un lago oscuro y profundo. Veo una vida distinta en ese lago al que poco a poco soy arrojado. Hay otras historias donde nace una flor y se convierte en un vientre con gusanos de colores, cada uno soy yo, aparece un gusano que son mis ideas, otro mis sueños, mi risa, y así todos me hacen lo que soy.
Una noche él caminaba por el bosque, mientras daba sus pasos vio su sombra alejarse más rápido que él. Caminó durante horas sin poder alcanzarla. Ya cansado se detuvo un momento a dialogar, con ella – la mujer de la noche. Hablaron del sol, la lluvia, la piel de ella, del olor a tragedia de su cuerpo, la comedia de la soledad, hablaron tanto que la mujer de la noche se despidió cansada y a paso lento desapareció. Él siguió caminando sin dirección precisa y presenció como todo un curioso espectador el amanecer, se enterneció tanto del cambio de luz que pudo llorar sin intimidarse de su llanto. Gritó, saltó y bailó algo de polka hasta terminar acostado frente a una flor, que se convirtió en un vientre transparente lleno de gusanos multicolores, que nacían uno tras otro para conformarse en él.
Me gusta inventar historias para entretener mis años, para despertar mis angustias y deseos de la condena de ser y no pertenecer.
No pretendo hablar de algo importante en esas historias, pero es claro que una historia siempre dice algo. Mi vida es una historia, no tan llamativa porque no hay cambios, es una hoja entera que repite: SOY PAYASO. Igual, todo igual hasta que muera.
Siempre he creído que los juramentos de compromisos, donde la muerte es quien los acaba, me son infelices y más aún trágicos. No entiendo eso : “hasta que la muerte los separé” o “amigos hasta la muerte”. Todos esos juramentos o lemas me son temerosos, porque todo se hace en una preparación para morir; es decir, cuando uno promulga con satisfacción querer a alguien no debe haber un compromiso ni una separación tan espantosa como la muerte, porque se demuestra que la vida y un mundo como el de vivir por alguien o algo es la muerte misma, es una resignación decorada.
En un momento la mujer de la noche le preguntó en tono inseguro: – Hasta cuando me amarás?, Hasta la muerte?. Él con un tono grave y pausado, sin detenimientos entre frase y frase le respondió: – Hasta el día en que yo quiera. Y usted bella mujer?. La sonrisa de ella fue tan infantil que a él le dio temor, luego con tono seguro, ella le respondió – hasta que yo sienta que mi vida acaba y no pueda morir en sus brazos sino en los míos. Hasta que siga viviendo.
Por eso mi vida es un juramento angustiante, porque me dije que sería hasta la muerte un payaso, deseo que llegue la muerte para nacer y ser más mutante, como un gusano, un lobo, o un viajero, hasta un artista que cambia su mundo y hace mundos.
Dicen sin pensamientos razonables, yo creo que sin ningún pensamiento, que soy artista. yo no lo creo porque esto es igual, no fabrico universos, ni siquiera sonrisas en alguien. Ellos, los que vienen, se ríen de mí y eso es diferente a crear una risa en alguien, creen estar contentos de lo que en este circo se hace, Creen reír pero en realidad es una necesidad de reír. La risa es algo diferente, es un sentimiento desde la conciencia, reír implica saber de lo que se está riendo, las carcajadas son maravillosas porque salen del alma, la mente y el cuerpo.
Una carcajada inoportuna de una mujer es lo más hermoso de ella, es lo más atractivo porque muestra sensibilidad y coraje, un atrevimiento finamente expuesto a los otros. Ninguna mujer sin inteligencia se ríe, sólo mueve los músculos de su cara , quizás para no arrugarse. Una mujer realmente estupenda es la que sabe reír, la que suelta una carcajada al aire, combina la belleza con la inteligencia.
En esos encuentros con la mujer de la noche, él la observó detenidamente a su rostro, mientras ella seguía tirando piedritas al lago profundo, ella igualmente lo observó, le miró su cabello, con la velocidad requerida recorrió todo su cuerpo de un solo parpadeo y lo beso. Luego su carcajada fue fuerte y grande, reía sin parar. Él un poco molesto le preguntó: - Son así de graciosos mis besos?, Ella entre risa y risa le dijo: - tus besos son más que graciosos, no río de ello, río de tu cabello y zapatos. Él sólo miraba el acto desparpajado de ella, supo que la risa es de una mujer, es su naturaleza emotiva. Para reír hay que despistar y la mujer de la noche lo hacía impecablemente.
El humor es tal vez la condición más inteligente de cualquier persona, es la posibilidad en la que se demuestra lo astuto para vivir, lo realmente sabio que se puede llegar a ser.
Por ahora veo esos niños torpemente reír, confiados que ser niño es lo dulce y el futuro del mundo.
Siento tanto que alguien tenga que pagar por sonreír, que la vida sea hermosa en un mundo comprado por horas, en frases de consuelo, o peor, en excusas mediocres de lo real.
Yo sigo con mis zapatos grandes y feos, inventando historias, intentando nacer y sonriendo a mi vida.
Un payaso que no lo es
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LE VOY A CONTAR UN SECRETICO
Rosa es mi nombre , mi vida tiene un inicio en este lugar y aquí mismo va a terminar. Ser puta es tan doloroso para muchos, pero para mí, al principio era lo que tenía por hacer como el viejo payaso con su profesión, del que usted me comentó antes de hacer esta entrevista.
Admiro mucho a ese hombre, hasta quisiera ser su mujer de la noche, bueno, yo soy eso, una mujer de la noche y también , seguro se crean historias, no tan mágicas porque en la rutina no hay sino vida como monedas en los bolsillos. De mi historia hay mucho por decir, hay mucho hombre por contar. De ellos debo mi forma, y no tanto la del cuerpo o los labios pintados, más bien de mi clandestino espíritu.
Yo, ya a estos 55 años tengo una forma precisa de mis emociones y de mi alma, asunto querido joven que cuesta mucho elaborar y más predecir con tanta certeza. El comienzo?, para que hablar del comienzo, eso , es gastar saliva, tontas palabras que ni siquiera yo creo convenientes en esta entrevista que parece más una declaración decorosa de amor, amor al sentir, al vivir. Estoy oculta para muchos, hasta hace un tiempo para mí, pero después de tantos años en una profesión tan curiosa y misteriosa para los puritanos y desoladora para el juicio de algunas mujeres, he sabido que el cuerpo viste de seda cuando hay un hambriento de piel, más que de piel, de un oscuro teatro donde pueda dejar su parlamento, eso que llaman monólogo. Los hombres que buscan una PUTA, una cortesana o trabajadoras del cuerpo , buscan desahogar sus instintos, decir con un vil reguero de su sexo que existen, es como si en ese mundo de juicios no existieran, y yo, como otras, los viéramos, así no lo quisiéramos.
Nuestra obligatoriedad no es recibir de forma cóncava a un hombre, es darle vida y eso es lo complicado, porque uno no quiere darle vida a nadie, y menos a una persona que se significa sobre un cuerpo.
Jaime fue con quien entendí está vida de putica, para que suene mejor, menos agresor que PUTA. Jaime era él hombre, no el cliente y debo hacer una salvedad en este aspecto, los clientes llenan el buzón de quejas y reclamos, pero, los hombres trasforman toda moral, todo descaro y humillación, en vitalidad, cambian la frialdad de querer ver lo que no tiene sentido por una tibieza en el encuentro.
Esté hombre ha mantenido durante mi tiempo de vida , contando el agonizante mi mente con una extraña alegría. He vivido todo lo que una verdadera compañera hace diariamente, hasta nos hemos casado como cien veces y esas mismas separado, tenemos una historia y eso vale más que un matrimonio como todas las señoritas, señoras solteronas y hasta puticas han querido. Con Jaime no sé si hay secretos, seguro que sí, siempre he dicho que quien no tiene secretos es porque ya está muerto. El secreto es un término humano, por eso existimos mujeres como nosotras, para alimentar secretos , para tener los nuestros y llevar los de otros. Cuando hay miedo, fragilidad, siempre debe haber un cofre donde guardamos todo eso, el afuera, eso externo que se resiste a ser visto y se vuelve intimo, casi amigo de nuestras vidas.
De algo estoy segura, Jaime y yo hemos estado juntos en tantas miserias, hemos perdido, desangramos amor y juntos, en ese cuarto nos acabamos el mundo como grandes hambrientos de compañía, no es necesario que él cuente un parlamento o haga su papelito, bien definido , no, con él, todo se torna con tanta fuerza, vitalidad que lo inesperado puede pasar. Hace muchos años me dijo que se casaría, Por supuesto que me dolió la noticia, pero era claro , yo, no quería ser su mujer ni la de nadie, pero si quería ser su fiel amante y eso me arruino por mucho tiempo la existencia. Me deje llevar con más fuerzas en este oficio, le dí vida a tantos hombres que he perdido la cuenta del PODER RESUCITADOR DE MI ENTREPIERNA. Otro día, en medio del alcohol me dijo que nunca se casaría, por lo mismo que yo, que el payaso y la mujer de la noche, no creemos en juramentos, en vidas compradas y convencionales.
Es claro que el amor siempre lo he sentido en Jaime y él en mí, no es la razón de mi existencia, ni de lo que hago , es la razón de mis entrañas, es la emoción misma de ser. QUÉ SI PENSÉ EN DESISTIR DE MI TRABAJO? Nunca pensé desistir de este trabajo, al principio era lo que tenía por herencia, pero luego me gustaba, no sentía placer en el cuerpo , eso sería mentir, pero sentía algo en mis venas, una arrogancia por saber que alguien me buscaría noche tras noche para ser y existir.
Dolores he tenido y muchos , he sufrido y no por lo que todos se imaginan, yo no cargo esas cruces morales, he sufrido por mis sensaciones, no por ser putica, sino por ser Rosa la que lleva igual que una reina de belleza, una religiosa o una simple mujercita casada y arruinada, sentimientos , locuras y desesperaciones. Las mujeres tenemos tantas mentiritas, bajezas, diría sin preocupaciones de que me castiguen las palabras. Eso de servir, de ser dócil y hasta de venerar a un hombre es el peor castigo que nos toco soportar, por esa divina Eva. Cuando me preguntan a quien admiro, siempre digo que a Eva, es tan llamativa, tan sensible, y me encanta que nos haya mandado para esta tierra, lo malo es soportar el dolor cruel de ser un contenido sin mucha definición, algo prediseñado, sin posibilidad de cambiar la forma. He dicho varias veces que las mujeres no somos extrañas al mundo, el mundo se ha extrañado de nosotras. Parece que lo indescifrable para los humanos es latigante, desesperante y no hay duda que nosotras lo somos. Vivimos de lo que pueda pasar, y es paradójico porque a nosotras las mujeres no dijeron antes de pronunciar palabra lo que éramos y debíamos hacer, nos dicen: ¡damos vida!. Que perfecto eso , dar vida, engendrar y duplicar con errores nuestros códigos. No, las mujeres tienen un tinte extraño , unos periodos que nadie, ninguno de los hombres que nos ubican pueden reconocer, somos como fantasmas, tenemos poder, el poder mismo de decidir si prolongamos la especie, eso es más impredecible de lo que uno se imagina.
Hace como 25 años, lo recuerdo claramente, pude entender que era aquello del ser mujer. En este oficio todo es muy predecible, los hombres buscan algo que estará en el mismo sitio, pero , tal vez un día uno elige y decide cambiar el rumbo , trocar los papeles y ser uno quien dispone y muestra el camino. Estaba en la misma casa de citas, en mi silla de reina y mientras veía los clientes, pensaba en lo bueno que sería estar con uno de ellos sintiendo el pleno placer en la piel. Muchas horas estuve sola, tomando aguardiente y luego llego un hombre a mi lado, era un hombre robusto, de ojos claros, con manos varoniles, bien cuidadas, y una voz que me hacía ver algo más allá del deber. Nos fuimos al mismo cuarto, y antes de comenzar, de escuchar su parlamento y su cansancio diario, lo bese, lo volví a besar y deje que él tocara mi cuerpo, que tendiera sus brazos sobre mis poros, que acariciara todo mi ser, y me mostrara que el sexo podría ser de cuidado, de detalles y ante todo de deseo. Prolongue el tiempo estimado en una noche con amanecer, con ver sus ojos frente a los míos. No temía, y me valía poco las reglas del trabajo. Contagiada de un placer inmenso le dije cosas extravagantes del amor, de lo que pensaba de los hombres y más de mis clientes, pude reír de ellos, reír del oficio. Él era parco y miedoso, mostraba una cara de sorpresa y de vergüenza frente a lo vivido. Mientras se vestía , yo sólo observaba su espanto, lo confundido que podría haber quedado, después de todo , yo no era su putica, era su cliente, la que ordenaba, la que se desahogaba y pedía más tiempo.
Posteriormente de aquella noche pensé en renunciar al oficio, conseguir en la vida un hombre, que me amara, sabía que era posible sentir, conocerme y dejar que todo pudiera pasar. Desde luego, sólo fue un pensamiento ligero, todavía estoy aquí en la misma silla de reina.
Doña Rosa.
Poética del movimiento. Ciudad y fantasía. Creado para compartir las vivencias.
Etiquetas: Resonancias/ Ocurrencias
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