¿Será posible que la pasión estalle en pedacitos llegando avivar la carne del cadáver o la rosa seca de la tumba? No quiero imaginar un vivo llorando su propio cuerpo y dando condolencias a sus callados sentimientos; quiero ver el cadáver juntito a mí, abrazado en mis telarañas y diciendo :-- ¡ya no muero!
No creo en las plegarias.
Es sencillamente querer un abrazo alguna mañana gris, un café que precisa la compañía. Me proteja de los truenos, me llame por mi nombre y dibuje mi risa en su piel. Tranquilidad al llegar a sus ojos. Sin Promesas y compromisos.
Etiquetas: Diario
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