PENÉLOPE

Lo espera, lo inventa. Inhala la suavidad del tiempo, las horas se establecen y en la huida de las presencias sólo hay hitos de una fatalidad, trazos, recorridos al viejo destino que obra para la gracia de un pertinente encuentro. Somete los deseos a los tiranos recuerdos: sobras de placeres, desperdicios, guijarros secos, sensaciones pétreas.

Llueve con la fuerza de las fieras enjauladas. Desde la ventana ella observa los gestos de un desconocido, las gotas en el rostro, los malabares que hace para sortear el agua que enmudece los poros. Se desequilibra la paciencia, la mirada de ella es profunda, una cripta recubierta de códigos , lenguajes sagrados, la historia de los secretos. Descuida su vanidad, enreda su cabello y las ideas. No teje – ya no cree, no insiste en una llegada, en la palabra y la forma de la carne. Sigue la lluvia , no cesa como los llantos de las brujas sin vientre. Ella se anida, se protege del clima, del frío y las solitarias compañías que la visitan insistiendo en cambiarle su pálido rostro, en rehabilitarle la sangre y sacarle esas ideas letales de la cabeza, como si su amor fuera una virulenta enfermedad que degenera la cordura.

conjuga todas las profecías para hacer posible lo imposible, embriaga su sentido de pitonisa: no quiere ver la travesía, la verdad de su presencia, sabe que duele, porque al alma no se engaña, sólo se despista con sentimientos que falsean las angustias. Ella prepara sus miserias, como un banquete , elabora las excusas para recubrir las ausencias. Es materia su fidelidad y la postura que asume ante los sables de los jueces y las risas de los bufones.
Se pinta sus pechos con el color del sexo, recorre su cuerpo frente al espejo, mira las curvas, las oscuridades y los quiebres, lo envuelve en una seda blanca y se deja llevar por otros motivos lejanos a su virginal existencia. Concreta con la suavidad de sus manos un insípido momento de placer, el refugio femenino donde la voz pronuncia el eco de los ímpetus carnales que están en lo profundo de las entrañas, como un pecado en el infierno. La nostalgia invade su sonrisa, las palabras son disonantes, sin aliento, agoniza el amor, se desangra la fe, bota las riquezas y destrona sus ilusiones.

Cubierta de estrellas piensa en lo equivoco de la espera, decide como una guerrera que será ella quién debe viajar, enfrentar a las sirenas y los monstruos, tocar el agua y la arena, acercar su pulso al ritmo de las noches y las danzas, engañar su sentencia. Empaca sus miedos, algo de fragancias y emprende el camino, con sus delicados pies abre rutas y mapas para la conquista. Inunda las ciudades que visita con olores a mestizaje de pasiones, crea señales, pistas para encontrarlo. En cada esquina, en las ágoras y en lo público expone sus intimidades, se desnuda frente a muchos para ver sus reacciones, estimula los sentidos de lo inexplicable, ahoga los ideales. Representa en los extraños el amor, los dolores de un beso y las caricias.

Sigue su búsqueda, sin cansancio, como una cazadora de tesoros, de plantas exóticas, de antídotos para sus enfermedades. Conoce historias, imágenes y nuevos colores, cielos y montañas, retrata los paisajes , los territorios de su amor, consigna con detalle los sueños, las inclemencias de estar fuera de su cómodo lecho. Se intriga por las malezas y los animales. Silencia las humillaciones.
Justo en el olvido de lo que busca, la circulación le fluye, las pulsiones son latentes como la respiración. Él está , la observa desde el ventanal de la simplicidad. Los dos se acercan, se merodean, sobornan las ansiedades, huelen los calores, refugian sus reproches y abandonos en un abrazo. Parodian la hazaña de la búsqueda y sin perturbaciones pronuncian los nombres, dejando caer sus furias, penetrando en lo subterráneo para amañar la historia.

1 comentarios:

Es un lectura con formas:
…No teje – ya no cree,

con ritmos que se acercan a la piel:
… el alma no se engaña, solo se despista con sentimientos que falsean las angustias.


con metaforas que son melodias:
…enfrentar a las sirenas y los monstruos, tocar el agua y la arena, acercar su pulso al ritmo de las noches y las danzas, engañar su sentencia.

Es hermoso.
Hay que publicarlo

29 de mayo de 2008, 21:21  

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